Bienvenido/a

Estoy especializada en la Terapia de Pareja, en Psicología Laboral y actualmente me estoy formando como Psicóloga Clínica de Adultos.

(Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas P-1437)

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martes, 30 de noviembre de 2010

COMO DEJAR DE SER PEREZOSO


Creative Commons License photo credit: Alex Campos ?
¿Os habéis dado cuenta que lo que más cuesta, en todo lo que os podáis imaginar, es empezar a moverse? Lo que más cuesta en esta vida es empezar a hacer algo, una vez logras ponerte en movimiento ya poco a poco todo va rodado. Esto es así para casi toda esfera de la vida que implique alguna clase de esfuerzo: el trabajar, el estudiar, el hacer ejercicio, el entrenar, el ser creativo, la escribir, el dibujar y, cómo no, el reflexionar. Esto es tan cierto como el que ahora mismo estoy escuchando un tema de Harold Budd.
“Sí David pero no me dices nada nuevo, eso ya lo sabía yo”. Puedes pensar. Pues sí que seguramente lo sabías pero a veces tiene que venir otra persona a decirte las cosas para que tomes consciencia de ellas y apliques lo aprendido a tu vida. A mí me pasa continuamente, por eso leo y releo siempre los mismos libros una y otra vez, para que me refresquen la memoria de lo que realmente importa.

Algunos Ejemplos y metáforas que te ayudarán a verlo más claro

1. El cohete

El cohete se despega del suelo y vence a la fuerza de la gravedad por la expulsión rápida de gases de combustión. La cantidad de energía que es necesaria para que el cohete despegue es enorme. Ahora bien, una vez coge velocidad y alcanza una altitud suficiente la cantidad de energía necesaria para que continúe subiendo es mucho menor. Al final, ya en el espacio, apenas necesita energía para desplazarse.

2. La motocicleta vieja del garaje

En el garaje de casa hay una motocicleta vieja de esas que necesitas encenderlas con el pie. ¿Os acordáis? Menudo suplicio. A veces te puedes tirar diez minutos dándole a la palanca hasta que finalmente la motocicleta se digna a despertar. Una vez encendida ya empieza a moverse con el simple giro de mi muñeca, pero como aún está fría hace ruidos extraños y parece que no se decida a seguir con su marcha. Finalmente, con el motor ya calentito logra coger la velocidad de crucero y todo fluye como la seda.
¿Sí todo muy bonito pero de qué me sirve a mí eso? Simplemente te sirve para ver gráficamente lo que nos ocurre a todos nosotros cuando tratamos de hacer una tarea que implica un esfuerzo por nuestra parte. Nuestro cuerpo por naturaleza tiende a la pereza. Cuanto menos se usa una cosa antes se oxida y cuanto más oxidada esté más difícil será que recupere su predisposición a trabajar. Para que la máquina funcione adecuadamente tiene que estar debidamente engrasada. Nosotros, como la vieja moto del relato, cuanto más tiempo permanecemos inactivos más nos constará después arrancar y hacer lo que tengamos asignado para ese día. Cuando afrontamos una tarea que implica esfuerzo tenemos que vencer, como el cohete hace con la fuerza de la gravedad, la resistencia que nuestro cuerpo y nuestra mente perezosa nos crean.
Y he aquí la pregunta clave:
¿Cómo lo hago para empezar una tarea que implique un esfuerzo por mi parte?

Deja tu mente en blanco y salta al ruedo

¿Crees que los toreros saldrías al ruedo si se comieran demasiado la cabeza sobre las consecuencias? No, simplemente dejan la mente en blanco, se concentran en el “ahora” y salen sin mirar atrás. El mismo cuento es el que nos hemos de aplicar nosotros. Cuando haya una tarea que nos agobie empezar a hacerla tan sólo tenemos que relajarnos, dejar la mente en blanco sin pensar demasiado en todo lo que la rodea y, por último, ponerse manos a la obra. Es importante la idea de estar presente en el “ahora”, no mirar hacia adelante en el tiempo (pensar en “qué pasaría si…”) ni hacerlo hacia atrás (pensar en cosas que ya han pasado).

Dedica toda la energía necesaria hasta que cojas la velocidad de crucero

Es al principio, justo cuando empiezas la tarea (los primeros 15-30 minutos), cuando más resistencia encontrarás de tu cuerpo y mente para seguir con ella. Así que será entonces cuando necesitarás emplear una mayor cantidad de energía y concentración para evitar que se te fastidie el invento. Si paras justo cuando empiezas o pierdes concentración estarás sentenciado. Así que ponte la cinta en la cabeza y, por lo menos durante los primeros treinta minutos de actividad, esfuérzate por dar el 100% de tus posibilidades. Verás como al principio, al igual que le pasaba a la vieja moto, te costara avanzar con seguridad. Que no te desanime ver que no entiendes lo que lees, que las piernas no te responden o lo que sea que te pase, eso es tan sólo un síntoma de que tu motor aún está frío. Cuando hayan pasado esos 30 minutos de rigor cogerás la velocidad de crucero y todo irá, y nunca mejor dicho, rodado.

Mantén la velocidad de crucero tanto tiempo como puedas

Conseguida la velocidad de crucero deseada, todo parece que se hace más fácil ¿verdad? Apenas destinas energía y todo funciona correctamente. Pero no la vayamos a fastidiar ahora. Nuestro objetivo es conseguir estar en velocidad de crucero cuanto más tiempo mejor. Mi recomendación es que de vez en cuando (cada hora u hora y media) hagas una pequeña pausa de no más de 15 minutos, no querrás que se te cale la moto ¿verdad? Si alargas demasiado tu pausa cuando quieras retomar tu actividad desde donde la habías dejado te será muy costoso coger la velocidad de crucero nuevamente y corres el riesgo de sucumbir ante la resistencia de  tu perezoso “yo”. Si por lo que fuera te ocurriese eso tendrás que volver a empezar aplicando los consejos que arriba te he explicado.
¿Sencillo? Sí ¿Dificultoso? También. Pero si sigues los consejos que arriba te he dado nunca más habrá tarea que se te resista. Enséñale a tu perezoso “yo” quien manda aquí.
¿Y tú qué opinas? ¿Te ocurre como a mí que lo que más me cuesta es arrancar? ¿Cómo combates tú esa resistencia de tu “yo” perezoso? Deja abajo tu mensaje o hablemos de ello en Twitter.
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Fuente:http://davidcantone.com

lunes, 29 de noviembre de 2010

FELICIDAD Y GRATITUD


Hasta un 25% más de felicidad se puede obtener si se es agradecido. Este el es resultado que ha obtenido en sus investigaciones el Dr Roberto A. Emmons. 
risas
La investigación de estos aspectos en psicología lleva a pensar que los niveles de felicidad en las personas tienden a ser estables a largo plazo. Si ganas la lotería estarás exultante durante unos meses pero poco a poco volverás a tu nivel acostumbrado de felicidad.
Uno de los resultado confirma que el ser agradecido puede ser la llave para aumentar la felicidad. Parece lógico, quien se dedica a valorar lo que tienela salud, pareja, hijos, trabajo y dar las gracias tiene más opciones de tener pensamientos de felicidad que  si se dedica a contar problemas  y solo piensa en lo negativo.
El Dr Roberto A. Emmons describe la investigación que realiza con tres grupos experimentales durante 10 semanas:
  1. Al primer grupo se le pidió que anotaran 5 cosas que le habían ocurrido esas semana y por las que se sentía agradecido. Durante las 10 semanas que duró el estudio se les fue preguntando lo mismo. Esto fue llamada la condición de la gratitud.
  2. Pidieron el segundo grupo anotara cinco cosas que consideraba molestias a partir de la semana anterior. Ésta era la condición de los molestias.
  3. El tercer grupo enumeró simplemente cinco acontecimientos que habían ocurrido en la semana, pero no dicho centrarse en aspectos positivos o negativos. Ésta era la condición de los acontecimientos o de control.
  4. agradecimiento
Entre las cosas que nombraron  las personas de la condición “agradecida” estaban:
  • Disfrutar de una puesta de Sol
  • La ocasión de estar vivo
  • La generosidad de amigos.
Y en la condición de los molestias:
En los resultados del estudio:
  • La gente que estaba en la condición de la gratitud sentía el completamente 25% más feliz – que en las otras condiciones. Eran más optimistas sobre e futuro, se sentían mejor sobre sus vidas , incluso hacían 1.5 horas más de ejercicio a la semana que los de la condición “molestias” .
  • agradecimiento-
    En un segundo estudio similar al anterior realizado por Emmons y McCullough se cambió una de las condiciones de control. En lugar de pedir al grupo 2 (los de la molestia), que recordaran algo que les había molestado durante esa semana. Se les preguntó que compararan en qué eran ellos mejor que otras personas. Una vez más los resultados confirmaron: Que el grupo uno, los de la condición de gratitud (grupo1). Eran más felices que el grupo 2,  o los que hacían comparaciones positivas entre si mismos y otros.
    Estos estudios demuestran que la gratitud puede colaborar en el nivel de felicidad. Pero estos estudios se habían centrado en gente joven , universitarios, ¿qué hay de gente mayor o con problemas de salud?.
Un tercer estudio de Emmons y McCullough se centraron en adultos con desordenes neuromusculares a menudo a consecuencia de sobrevivir a una infección de poliomielitis. Esta condición puede causar dolor , atrofia muscular, las personas aquejadas experimentan dolor podrían estar entonces descontentas de la vida.
En este caso también el grupo de la condición de gratitud demostró ser más feliz. Eran más optimistas, dormían mejor. Es sueño demostró ser importante para indicar el bienestar total.
Si  quieres ser más feliz empieza por agradecer todo lo que hoy tienes y quizás no valoras a diario.
gracias

Fuente| Spring.org.uk

miércoles, 10 de noviembre de 2010

SEÑALES DE FIN DE UNA RELACIÓN




"No es la idea desanimar a nadie. Siempre es mejor esperar lo bueno. Pero tampoco es conveniente negar la realidad y vivir en un mundo de fantasía. Y la cruda verdad es que el 50% de las parejas que se forman se acaban deshaciendo.

A pesar de lo vivido, en amores, es fácil darse cuenta de lo poco que se sabe. Puesto que la vida se va dibujando a medida que se vive, la consecuencia natural es aceptar que la fuente de la sabiduría está en el interior de cada uno, eso, si se aprende a conocerse e irse optimizando.
Así, cabría pensar que los psicólogos que más entienden de parejas –lo cual no siempre implica entender de amor– son los que observan lo que sucede en su relación en asiento de primera fila, prestan atención y toman nota.

Uno de esos investigadores es John M. Gottman, profesor de Psicología en la Universidad de Washington y codirector de The Gottman Institute. Su trabajo sobre la pareja ha merecido elogios por su rigor científico al observar los hábitos de innumerables parejas a lo largo de más de 25 años.
Daniel Goleman, autor de Inteligencia emocional, dice de él que ha logrado crear una guía práctica para obtener una relación de pareja emocionalmente inteligente. Gottman y su equipo, a partir de su estudio, afirman que, con una observación precisa y el análisis matemático, han aprendido a predecir con una exactitud mayor del 90% si una pareja se mantendrá unida o se divorciará. El psicólogo asegura que existen señales muy claras que permiten predecir el divorcio de una pareja.
En su love lab (laboratorio del amor) pide a las parejas que estudia que busquen un tema de discusión habitual y se dedica a observarlas. El objetivo es identificar conductas específicas que puedan llevar a la ruptura. En el laboratorio se observan las interacciones en la pareja por vídeo y mediante monitores cardiacos y otros aparatos que miden el estrés durante la conversación.
Con el estudio, análisis y seguimiento de estos datos sobre cientos de parejas, el equipo llegó a identificar lo que consideran que son seis señales de peligro para la pareja:
1. Un arranque duro. El problema no es discutir. Lo que indica futuras complicaciones en la pareja es la manera como discute. La utilización del sarcasmo, la crítica y la acusación significa que los dos integrantes no se centran en negociar, sino que se están acusando mutuamente. Con eso, uno da por sentado que el otro es el problema. La negatividad se nota en el tono de menosprecio, aunque las palabras sean dichas en tono suave.
La investigación demostró que si la discusión empieza con un arranque duro, el final es previsiblemente negativo, aunque se intente suavizar el tono durante la discusión.
Se puede predecir el resultado de una conversación de un cuarto de hora basándose en los primeros tres minutos, según el trabajo de Gottman. Si se inicia una discusión así, es incluso mejor dejarla y hablar en otro momento.
2. Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Tras el arranque duro, pueden ir apareciendo otras actitudes negativas que el psicólogo estadounidense John M. Gottman denomina “los cuatro jinetes de la Apocalipsis”. Suelen aparecen en este orden: crítica, menosprecio, actitud defensiva y desdén.
• Crítica. Toda persona tiene algo que decir a su pareja que le disgusta, pero es bueno distinguir la queja de la crítica. Una queja se refiere a una conducta (o ausencia de conducta), y una crítica se refiere a la totalidad: una cosa es decir “no limpias el lavabo” y otra “eres un dejado”. Las críticas suelen empezar con “tú siempre…” o “tú nunca…”.
• Menosprecio. El menosprecio es la crítica con hostilidad añadida; se manifiesta mediante el cinismo y el sarcasmo. Las expresiones habituales son insultos, mirada de aburrimiento, burla y hostilidad. El menosprecio es la más venenosa de las actitudes porque nunca conduce a la resolución del conflicto. Se va gestando a partir de conflictos sin resolver que quedan en la memoria.
• Actitud defensiva. Al sentirse atacado, el otro se rebota diciendo que la culpa no es suya. Contraataca para defender su inocencia o evitar responsabilizarse del problema. Sólo sirve para seguir escalando en la disputa.
• Desdén. Durante la discusión, uno de los dos no da muestras de estar oyendo, no hace caso, no mira… Suele ocurrir ya al final de las relaciones después de mucho contacto destructivo.
3. Desbordamiento. Aunque parezca que el que no reacciona está impasible, que actúa de un modo aparentemente zen, la verdad es que se contiene para no explotar. Por eso se refugia en la protección del desdén e intenta ignorar a la pareja. Se esfuerza por desvincularse emocionalmente. El encierro en sí mismo es su única manera de afrontar la hostilidad.
4. La expresión corporal. Los psicólogos no tienen necesidad de oír el diálogo de las parejas ya que sólo con ver en los monitores la reacción corporal es suficiente para ver si pelean.
Los latidos del corazón suben a más de 100 por minuto, ocurren cambios hormonales como secreción de adrenalina y la reacción general del cuerpo es la misma que cuando se prepara para la lucha o la huida: sudoración, respiración agitada y corta y demás signos de ansiedad. En esa situación, el procesamiento de la información es deficitario, así como la capacidad de atención. Cuando se sienten estas reacciones corporales, se puede dar por seguro que esa discusión sólo va a empeorar las cosas.
5. Intentos fallidos de reparación. Los intentos de reparación son los esfuerzos por parar la escalada de tensión durante las discusiones. Posturas como “vamos a calmarnos” pueden salvar a las parejas porque reducen el estrés y la agitación. Estas tentativas impiden que “los cuatro jinetes de la Apocalipsis” campen a sus anchas y dirijan la relación.
Las parejas que acaban mal son aquellas en que crítica, menosprecio, actitud defensiva y desdén se unen a los intentos de reparación fallidos formando una espiral hostil. Por eso la pareja ya ni reacciona a los esfuerzos de conciliación.
Esta negación a oír las excusas del otro predice el final de las relaciones al 90%, según Gottman. Como conclusión, afirma que lo que marca la diferencia entre quienes responden a los intentos del otro y los que no es la calidad de la amistad en la pareja.
6. Malos recuerdos. La última señal del mal estado de la relación sería la manera como la pareja cuenta su pasado conjunto. Cuando se pregunta a los integrantes sobre algo de su pasado y suelen elegir momentos negativos o negativizar los buenos, es un comportamiento común de parejas mal avenidas.
Muchas parejas piden ayuda profesional cuando es demasiado tarde, pero aún hay lugar para el optimismo, aseguran los expertos. La clave para reparar una relación no es solamente aprender a resolver las diferencias, sino hacer lo mismo que las parejas que funcionan: cambiar las conductas en los momentos en que no se pelea.
En definitiva, fortalecer la relación de amistad es el punto más importante en una pareja feliz"

jueves, 4 de noviembre de 2010

COACHING

¿QUÉ ES COACHING?
 “Coaching es un proceso en el que se ayuda a las personas y a los quipos a rendir al máximo de sus posibilidades. Implica hacer aflorar todo el potencial del individuo, ayudarle a superar sus barreras y limitaciones personales para alcanzar lo mejor de sí, y facilitarle el modo de funcionar de la forma más eficaz como miembro de un equipo.” (Robert Dils)


¿QUIÉN ES COACH?
El coach es la persona que acompaña y entrena al coacheado o coacheados en su camino para conseguir alcanzar su meta y apoya a tomar conciencia de sus recursos y a ponerlos en práctica. Papel de coach es capacitar a otros, a través de múltiples herramientas, para que puedan obtener el máximo rendimiento de sus competencias y habilidades.

  CON APOYO DEL COACH:
·         Aprovechar todo su Potencial
·         Incrementar Rendimiento
·         Sacar Mejor de sí Mismo
·         Crecimiento Personal
·         Dejar Malos Hábitos
·         Desarrollar Nuevas Actitudes Personales
·         Despertar la Motivación para Evolucionar
·         Ir “Más Alla” de su Lugar Actual
·         Concretar Metas o Objetivos
·         Aprender de las Crisis
·         Equilibrar las Emociones
·         Empezar a Tener Suerte
·         Afianzar y Acrecentar Éxito